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Un nuevo año y sigo estancando



Imagina que subes a tu auto en la mañana pensando en todas las cosas que debes resolver, estresores, retos a enfrentar y de momento al presionar el botón o darle la vuelta a la llave, sencillamente no arranca.


Ante este evento inesperado nuestro cerebro se activa porque ya interpreta una amenaza y te dirige a investigar qué pasa y cómo resolver de inmediato. Si te ha ocurrido, ya sabes el recorrido, intentas una y otra vez, comienzas a agotar todos los recursos disponibles desde revisar el motor, llamar al taller, una grúa o a alguna persona que te ayude a salir de la situación. Exploramos todas las alternativas necesarias para solucionar el problema con el objetivo de cumplir con lo propuesto. Esto, si la situación inicial no se complica.

De igual forma en ocasiones nosotros como individuos no arrancamos. Nos estancamos. Hasta levantarnos de la cama nos parece una tarea agotadora. La diferencia del auto cuando no arranca y nosotros, es que nuestro mundo interno (lo que pensamos, sentimos, recordamos) no lo podemos resolver con llamar a una grúa, a la pareja o algún mecánico para que lo arregle.


Comenzó un nuevo año y este cuestionamiento o sensación de estancamiento en ocasiones afecta a muchas personas. Creo que a todos nos ha pasado en menor o mayor grado.

Estar estancado es como una sensación de no avanzar, de no desarrollarme, o conectar con crecimiento ya sea personal o profesional. Se afecta nuestro estado de ánimo y es como una barrera que nos impide alcanzar objetivos trazados. Esta experiencia puede ocurrir en cualquier etapa de la vida y pudiera interferir en cualquier área (relaciones sociales, salud, trabajo o familia).


¿Te sientes aburrido o desmotivada? No tienes metas o ambiciones. ¿Vives como si te sintieras atrapado o atrapada en una rutina que te lleva a la insatisfacción?  Pudieran ser señales de estancamiento.


En mi experiencia personal cuando he tenido momentos de estancamiento me ayuda comenzar con tareas o acciones bien simples repitiéndolas todos los días hasta conectar con mi GPS interno que me señala aquellas cosas que valoro. Regreso una vez más al tipo de comportamiento que quiero tener y como quiero estar en la vida. En ocasiones ha requerido sostener mis propias emociones, en otras aceptar lo que no puedo controlar. También ha requerido tener conversaciones difíciles con el propósito de fortalecer relaciones que son significativas para mí. Muy importante atender mi salud física y psicológica. En otras palabras, me responsabilizo de aquello que sí puedo controlar.


Si te sientes estancado o estancada en la vida, te invito a iniciar pequeñas acciones diarias:

  • Atiende tu cuerpo. Visita el médico. Cuando el auto tiene un desperfecto se revisa. Lo mismo con nuestro cuerpo. El cuerpo es generoso cuando lo cuidamos y prevenimos enfermedades. Esto también incluye: Dormir y descansar. Buena alimentación, actividad física y tiempo de autocuidado.

  • Una acción pequeña es sacar una cita. Tomar en tus manos el celular y preguntar para reservar un espacio. Se comienza con una llamada. Atiende tu salud.

  • Define tus objetivos y metas. Desde lo más simple hasta lo más complejo. Escríbelas. Repito regístralas por escrito. El acto simple de sentarte, mover tus manos y escribir es importante.

  • ¿Qué tipo de experiencias quieres tener en la vida? Escribe una lista de aquellas actividades que te promueven bienestar y comprométete con hacer una de ellas. Por ejemplo, hace cuanto tiempo no abrazas a tus hijos, pareja o a tu mascota. Son actos simples que enriquecen la vida. Te conecta con el presente. Lo importante es moverte hacia la dirección que valoras.

  • Busca apoyo. Habla con amigos, familiares o un terapeuta sobre cómo te sientes. El apoyo de los demás puede ser útil cuando nos sentimos con esa sensación de impotencia y desánimo.


Salir del estancamiento puede ser un desafío, pero es posible.  Requiere la disposición de esforzarte con pequeñas acciones de manera consistente. 


Decide hoy.

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