Digamos que una historia bien contada necesita de un buen escritor que armonice los sucesos y le de credibilidad al relato. Debe despertar cierta curiosidad en el lector a través de una voz narrativa coherente que atrape la atención.
Una historia, tiene personajes, lugares pueden ser reales, ficticios o basados en hechos verídicos. Incluso, cuando se interactúa con las personas éstas narran historias, recuerdan relatos familiares, de amigos, libros o películas que han impactado sus vidas.
Toda historia tiene una premisa, un mensaje clave que quiere transmitir. Es un hilo narrativo que quiere convencer. Lo mismo ocurre con nuestra mente y con la historia que nos contamos a diario. Esa historia narrada internamente muchas veces viene acompañada de creencias. El detalle es que esas creencias están basadas en relatos que hemos escuchado en etapas tempranas en nuestra familia, los medios, cultura o en nuestros diferentes contextos a través de los años.
Relatos, memorias, recuerdos que tuvieron su impacto en nosotros en el allí y entonces cuando se dijeron o experimentaron y no necesariamente en el aquí y el ahora donde nos encontramos, en el presente donde respiramos. Nuestra mente es una herramienta útil, pero al tener la capacidad de llevarnos al pasado o al futuro quedamos atrapados en historias que nos limitan, nos restringen y nos bloquean. Lo interesante de estas historias es que ocurren en nuestra mente como un contenido que no es real, pero se percibe como si fuera verdadero, cierto. Ahí el sufrimiento.
Aprender a relacionarnos con nuestra mente y con la historia que nos contamos aporta una perspectiva distinta de cómo responder ante los diferentes estresores en el día a día. ¿Desde dónde elegir tus respuestas desde la historia que te cuentas o desde la experiencia? Desde la experiencia significa desde donde estás. Si estas vivo y respiras, estás en el presente. En ese presente es donde respondemos ya sea impulsivamente o de manera consciente.
¿Puedes notar cómo son tus respuestas cuando interactúas con tu pareja, tus hijos, en tu trabajo, tu entorno? ¿Cuál es la historia que te cuentas?
Si crees que necesitas ayuda no dudes en buscarla. Mi aportación es colaborar contigo a caminar pequeños pasos inclusive en presencia si la historia que te cuentas es “no puedo”, “tengo ansiedad”, “estoy frustrado” o “tengo miedo”, lo importante es que cada paso tenga significado para ti, y desarrolles mayor autoconciencia de tu mundo interno.
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