Vivir acompañados de la soledad y tristeza en nuestra época se ha convertido en dos de los sentimientos más frecuentes entre la mayoría de las personas, particularmente aquellas que buscan ayuda profesional. Cuando nos sentimos desbordados y abrumados por este tipo de emociones, es momento de aprender a manejar eso que sucede debajo de nuestra piel, nuestro mundo emocional.
El tema de la soledad puede parecer complejo y en ocasiones angustioso para los individuos a quienes les resulta difícil expresar sus sentimientos a otros. Estos sentimientos surgen cuando notas la ausencia de una relación íntima con alguien. Comienzas a percibir desánimo, sensación de vacío, como un deseo intenso de ser amado por una pareja, amigos, etc.
Vivir con sentimientos de soledad y tristeza puede ser una experiencia dolorosa para el adolescente rechazado por sus pares, para el adulto que enviuda o aquel que a pesar de estar en pareja se siente fuera del vínculo. En gran escala mucho más angustioso para un niño desamparado que no es atendido por sus cuidadores…
Nuestra naturaleza es vivir por medio del aprendizaje interactuando con otros seres humanos. Nos gusta ser reconocidos por el otro, compartir alegrías como también momentos de dolor. Socializar es importante también para nuestras funciones cerebrales. De acuerdo con el consejo mundial de la salud cerebral, tener vínculos estrechos con amigos y familiares, al igual que participar en actividades sociales significativas, puede ayudar a mantener tu agudeza mental y la solidez de tu memoria.
Es importante diferenciar el concepto de vivir solo porque así lo decidimos, porque nuestros hijos se van del hogar por adultez, hay un divorcio, fallecimiento, etc., de la soledad vivida de manera angustiosa porque puede llevarnos al aislamiento. Vivir aislado experimentando la tristeza sostenida en el tiempo de forma crónica afecta nuestro sistema inmunológico, por lo tanto, estamos más vulnerables para contraer enfermedades. Por otro lado, el no saber cómo manejar ese espacio de soledad puede interferir con nuestra calidad de vida al sentirnos incapaces de conectar con otros en un nivel más profundo e íntimo.
Cuando la vida nos sorprende y aparecen situaciones dolorosas como una separación de pareja, o de personas que en algún momento formaron parte importante en nuestro vínculo es una valiosa oportunidad para comenzar a explorar la relación más importante, la que podemos promover con nosotros mismos.
Te comparto algunas reflexiones:
1. Toma consciencia del momento en que te encuentras
Detente, respira y nota el sentimiento de tristeza como se experimenta en tu cuerpo. Aunque resulta incómodo, la tristeza es una emoción muy válida que aporta información. Está bien sentir tristeza, no es obligatorio sentirse feliz todo el tiempo.
2. Permite que afloren tus emociones
Usualmente cualquier emoción vinculada con la tristeza nos mueve a llorar, por lo tanto, si tienes deseos de llorar simplemente deja que aflore el sentimiento, llorar está bien y tienes derecho a ello.
3. No recurras al aislamiento
Aunque es una tendencia recurrente cuando la tristeza es sostenida a través del tiempo, el efecto que tiene es agudizar aún más la angustia. Decide compartir con otras personas, buscar actividades que puedan permitirte momentos de compañía.
4. Ocúpate de ti
Cuida tu higiene. Uno de los patrones que se establece al manteneros aislados y triste, es el descuido. Nos desconectamos de planes, de nuestro entorno y de nosotros mismos. Comienza por abrir ventanas y permitir que la luz natural invada tu espacio. Establece poco a poco rutinas de higiene personal y de tu hogar. Si llevas tiempo que no visitas al médico, separa una cita y comienza a atender tu salud.
5. Actividad Física
Está demostrado que la actividad física ayuda a mejorar el estado de ánimo. Estimula la liberación de endorfinas, que te hacen sentir bien, y otras sustancias químicas cerebrales naturales que pueden mejorar tu sensación de bienestar. Además, te permite disfrutar de una actividad placentera que, en sí misma, resulta reconfortante.
6. Establece pequeñas metas
Fija pequeños pasos que puedas realizar de forma consistente. Comprometerte con lo más mínimo es un paso significativo que debes continuar repitiendo día tras día.
7. Conecta con ayuda profesional
Si entiendes que necesitas ayuda, acude a un profesional que pueda escucharte y colaborar contigo en un proceso terapéutico en el que puedas ganar destrezas para manejar tu mundo emocional.
Decide hoy.
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